Te voy a contar la historia de porque hoy estás leyendo esta página.
Yo tenía 13 años y estaba de vacaciones con mi familia en Asturias.
Un día desperté con los ojos muy rojos, y mis padres me trajeron a Madrid al médico.
Tenía una inflamación ocular sin causa conocida y me recetaron corticoides.
Cuando volví al médico, había desarrollado un glaucoma o elevación de la tensión ocular a causa de la medicación.
13 años y al quirófano.
13 años, con pérdida de visión irremediable y una enfermedad toda la vida.
Vamos… Un niño de 13 años crónico.
Crónico, crónico, crónico…
Y de repente, cuando ya trabajaba como Fisioterapeuta, descubro el abordaje del dolor persistente.
Y alucino…
¿Personas crónicas que podían dejar de serlo?
Solo pensarlo, me volaba la cabeza.
Y dije… Yo me quiero dedicar a esto.
Y comencé a formarme y a trabajar con dolor persistente en la Clínica Universitaria de Fisioterapia de la ONCE, donde actualmente trabajo.
Pero, solo podía llegar a unas poquitas personas que venían a verme.
Y me puse a pensar en qué podía hacer.
Y la respuesta fue Internet.
Y de nuevo me voló la cabeza.
¿Poder hacer llegar este mensaje a un número infinito de personas?
¿Poder hacer mi trabajo desde cualquier parte del mundo, con lo que a mí me gusta viajar?
¿Tener libertad absoluta para crear el mejor programa para el dolor persistente?
¿Libertad para mí, y para todas las personas a las que puedo ayudar?
Estas ideas son mi gasolina del día día.
Éstas son las razones por las que hoy me estás leyendo.
Pero…